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La sincronía está muy presente en la naturaleza

La sincronía no verbal habla de conexión. De sintonía. De unión.
De sentirse parte de un grupo.
Es una forma natural de conectar.
Y permite construir mejores vínculos.

No es poco.
Sigue presente en nuestras urbanas y ajetreadas vidas humanas,
aporta información valiosa al que la observa
y descubrirla tal vez nos reconecta con nuestro origen animal.

El comportamiento innato de la imitación o isopraxis.

La palabra isopraxis procede del griego iso, mismo, y praxis, comportamiento.

El psiquiatra Albert Scheflen descubrió en 1963 el fenómeno frecuente de las posturas congruentes.

Consiste en que las personas imitan las actitudes corporales de aquellos con quienes se sienten cómodas.

El autor expuso que cuando dos personas comparten el mismo punto de vista, suelen tender a compartir también la misma postura de forma involuntaria.

Se ha comprobado en distintos estudios que las personas son más altruistas con los investigadores que copian su conducta que con aquellos que no lo hacen.

En la misma línea, parece que algunos psicoterapeutas contemporáneos de Scheflen como Frieda Fromm-Reichman ya empleaban las posturas congruentes para entender y conectar mejor con sus pacientes.

Los investigadores han descubierto que esta armonía en los movimientos es muy frecuente en grabaciones de madres interactuando con sus bebés.

Esta conducta de imitación también es llamada conducta-eco.

Es habitual que, si el bebé emite sonidos, la madre los imite; que ante la sonrisa de la madre, el bebé sonría; que cuando el bebé incline la cabeza, la madre también lo haga…, e incluso que si la madre saca la lengua, el bebé a menudo también repita el gesto.

Parece que ya en esta etapa tan temprana se inicia la comunicación empática, a través de las primeras experiencias de interacción de los bebés con un progenitor receptivo.

Estamos preparados para conectar y nuestras neuronas espejo lo favorecen, como contamos en otro artículo del blog.

La imitación es una estrategia adaptativa

El comportamiento de la imitación, innato en los bebés, también se produce en nuestros familiares los primates.

Como cuenta Pablo Herreros en su libro Yo, Mono, las investigaciones de la psicóloga Annika Paukner demostraron, por ejemplo, que los monos capuchinos que eran imitados por los investigadores eran más proclives a sentarse cerca y a intercambiar fichas con ellos que aquellos que no eran imitados.

Los animales superiores aprenden de sus progenitores por observación e imitación, por ejemplo, en las conductas de evitación del peligro, donde el ejemplo de los padres es determinante.

Se han encontrado diferencias en las conductas de evitación de las serpientes entre los monos de laboratorio y los criados en libertad.

Y en numerosos experimentos, los animales que han visto a otro salir de un laberinto obtienen mejores resultados a la hora de salir que los que nunca lo vieron.

La imitación sería una estrategia adaptativa, favorecida por la selección natural, y tendría también una función social de integración.

El ser humano la ha integrado y la ha llevado aún más lejos

Utilizar la misma indumentaria, por ejemplo, satisface la necesidad de pertenencia, de sentirse parte de una misma tribu.

Por ese motivo se utilizan uniformes, puesto que la sincronía visual es un elemento de unión.

Ya sea un equipo de fútbol, o su afición, las damas de honor en una boda, o los deportistas olímpicos en su desfile por países, las prendas iguales crean armonía y unión entre las personas.

También moverse en sincronía con otras personas, genera un vínculo. De hecho, se cree que la danza es un comportamiento humano que se desarrolló entre otros motivos para fomentar la cohesión social.

¿Has pensado en las posibilidades de aplicar la sincronía?

La sincronía no verbal tiene innumerables aplicaciones. En la venta, en la escucha, a la hora de apoyar, liderar o acompañar emocionalmente a otras personas…

Es posible que hayas oído utilizar la expresión “establecer rapport” (anglicismo que significa “relación o conexión armónica”).

Por ejemplo, puedes observar si existe sincronía entre las posturas de las personas del grupo en una reunión en tu entorno profesional. O en la familia, por ejemplo, cuando os sentáis a la mesa o compartís algún tema de conversación.

También es posible probar a imitar sutilmente la postura y observar qué ocurre.

¿Se mantiene o se rompe ese “rapport”?

Prepárate para recibir información de todo tipo en relación con el grado de alejamiento o proximidad emocional.

Lo importante es que puedes elegir qué hacer con esa información.

Idealmente, aunque la información hable de cierta distancia, te propongo empezar por aceptarla sin juicio, con respeto, y tratar de entender a la persona y su situación, con los múltiples factores del contexto que pueden influir.

A partir de ahí, si lo deseas, se abren posibilidades para conectar a través de estrategias verbales y no verbales como acercarse, preguntar, escuchar…

En cualquier caso, observar este indicador de afinidad te permitirá entender mejor a la otra parte y tomar mejores decisiones.

Si te ha interesado este tema, te gustará el libro “Comunicación no verbal para humanos curiosos”.  Puedes echarle un vistazo aquí.

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