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Las neuronas espejo y la conexión

Hacia el año 1990, el neurobiólogo Giacomo Rizzolatti y su equipo de la Universidad de Parma, describieron por primera vez las neuronas espejo o neuronas especulares. 

Se encontraban estudiando las áreas del cerebro relacionadas con la actividad motora en los primates. Como explica Pablo Herreros en Yo mono, durante un experimento, Rizzolatti y su equipo habían colocado unos electrodos en la corteza frontal de un macaco y estaban registrando su actividad neuronal mientras cogía frutas. 

Entonces, uno de los investigadores tomó un plátano y el cerebro del mono registró actividad, a pesar de que no se había movido. 

De este modo se identificaron por primera vez estas células nerviosas especializadas a las que se llamó neuronas espejo porque reflejan en el individuo lo que está sucediendo a su alrededor. 

Estas neuronas motoras se activan cuando el individuo observa la acción para la que están determinadas, sin que se haya producido ninguna actividad motora. 

“Las neuronas espejo generan disparos eléctricos que producen una acción, al observar una acción realizada por otro. El mecanismo es la transformación sensorial en información motora”.

Con estas dos frases acabamos de definir en términos de neurociencia una capacidad maravillosa que nos ha dado la ventaja evolutiva por la cual estamos aquí. 

Te explico a continuación el funcionamiento de esta herramienta con la que la naturaleza nos ha dotado, que parece sacada de un libro de ciencia-ficción. ¡Es fascinante!

¿Humanos dotados de radar de superficie y sonar?

Nuestro cerebro es un potente radar siempre conectado, que nos mantiene a salvo captando todo lo que ocurre a nuestro alrededor. 

Y las neuronas espejo, además de detectar la acción, también identifican la intención que hay detrás de la acción. 

Las neuronas espejo reciben ese nombre porque cuando vemos a otro hacer algo nos hacen percibirlo como si fuésemos nosotros los que lo estamos haciendo. 

Somos espejos de los otros. 

Y con cada acción que vemos realizar nos conectamos a ese acto, a esa forma de pensar o de sentir. Creamos una conexión neuronal e incluso conseguimos acceder al estado mental previo que provocó la actuación en la otra persona. 

Este magnífico descubrimiento nos muestra que las mentes se pueden conectar por un sistema nunca antes descrito, pero sí conocido. 

Porque lo llevamos utilizando millones de años, sin haber podido hasta hace 30 años describirlo. Cuando nos vemos, podemos sentir, llorar o reír con los otros. Desde bebés, podemos entender y sentir el dolor o la dicha de otros seres. 

Neuronas espejo: ¿pieza clave en la comunicación no verbal?

En lo referente al lenguaje corporal, cuando vemos a una persona expresarse, las neuronas espejo nos permiten sentir lo que está sintiendo. 

Nos ayudan a comprender lo que dice otra persona incluso aunque no hablemos el mismo idioma porque nos traducen sus gestos y los movimientos de sus manos y nos ayudan a comprender el mensaje. 

Nos hacen aprender de los demás al replicar en nuestro organismo sus sensaciones y sentimientos.

Por ellas nos emocionamos cuando vemos cierta escena en una película, por ellas conectamos con la emoción que nos transmite un actor, ya que, aunque sepamos que sigue un guión, no podemos separarnos de esa empatía emocional que se genera. 

Ver al otro marca una gran diferencia, pues nos conecta de forma más profunda como humanos. Como reflexionamos en otro artículo de este Blog, cuerpo y emoción están profundamente conectados. 

Las aplicaciones infinitas de un descubrimiento reciente

La capacidad de interacción que aportan las neuronas espejo está presente en los humanos y los grandes primates, y queda mucha investigación sobre su papel en relación con la empatía, la imitación y el aprendizaje. 

Las neuronas espejo nos abren puertas para reconocer nuestro funcionamiento como especie en el campo neurológico y psicológico, con aplicaciones todavía por descubrir. 

¿No te parece que nuestro cuerpo viene dotado de los más fantásticos avances tecnológicos ni siquiera imaginados? 

Este aprendizaje y muchos otros sobre nuestro comportamiento se detallan en mi libro Comunicación No Verbal Para Humanos Curiosos. En él he volcado todos mis conocimientos como docente de Comunicación no verbal en el ámbito empresarial y universitario durante más de 20 años (qué rápido ha pasado). 

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Un abrazo, 

María Calvo del Brío

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