Dos personas desconocidas se reúnen por primera vez en un bar.
Mientras surgen las primeras frases, sus cerebros intentan descifrar quién es el otro a través de las herramientas innatas de la percepción y la emoción y de sus condicionamientos culturales en relación con la comunicación no verbal.
Los gestos son un lenguaje significativo, veraz y complejo, que aporta matices sutiles.
¿Aceptaríamos que unas simples gafas inteligentes interpretasen, en tiempo real, cada uno de nuestros gestos con una etiqueta informativa?
Las citas a ciegas, las entrevistas de trabajo, la conversación con un adolescente, las respuestas a un turista se verían condicionadas por la capacitación de un software, de un algoritmo, de una combinación de fórmulas matemáticas y código binario que alguien ha programado.
Afortunadamente, esta es solo una hipótesis aventurada, pues la legislación vela ya por proteger estos datos tan sensibles como son los rasgos de la cara y el cuerpo, así como el movimiento ocular, temperatura, olor, presión arterial, comportamiento, forma de caminar, que, entre otros, son considerados datos biométricos muy sensibles tanto a la hora de su captación como en su tratamiento.
El borrador sobre inteligencia artificial aprobado hace poco por la Unión Europea, estipula que este tipo de datos biométricos no pueden ser tratados con sistemas de inteligencia artificial, salvo por una justificación de seguridad.
Peligros y oportunidades en la comunicación
Aún no sabemos cómo afectará a la comunicación humana la incorporación de la inteligencia artificial. Pero lo cierto es que cada día nos sorprendemos con nuevas herramientas que generan imágenes, textos, vídeos, audios…, como los que haría un ser humano.
En las comunicaciones online, por ejemplo, es una realidad el uso de avatares hiperrealistas que hablan por nosotros, con una perfección abrumadora y expresividad muy cercana a la real, incluso en idiomas que no dominamos. Sin duda la IA ofrece enormes oportunidades que hemos de aprovechar.
También vemos crecer cada día en redes el uso de fotos y vídeo editados o creados con filtros diversos que cambian la piel, el peinado y la expresión de la persona. La distorsión respecto a la realidad puede llegar a ser enorme y las sorpresas o engaños que nos encontremos también. El uso de estos filtros está presente ya en aplicaciones de citas, chats a través de pantallas, en las redes, en la televisión, pantallas gigantes en estadios…
El debate sobre el impacto que causarán los últimos avances de ChatGPT (Open IA), Copilot (Microsoft), Gemini (Google), Q (Amazon), etc. está servido.
Se abren numerosos interrogantes
Hasta ahora, la comunicación no verbal ha sido una fuente de autoconocimiento y conocimiento de los demás. Podemos identificar el estado emocional de alguien a partir de la postura, gestos y expresión. A partir de la información que nos aporta, estamos mejor preparados para tomar decisiones.
- ¿Qué impacto tendrá el hecho de que las fronteras entre lo real y lo irreal se desdibujen ante nuestros ojos? ¿Cómo influirá en nosotros la duda sobre la veracidad de lo que vemos?
- ¿Dejarán de ser relevantes los gestos por la falta de verdad en la expresión de los avatares o encontraremos formas de diferenciar lo auténticamente humano de lo artificial?
- ¿Cómo afectará a la autoimagen el hecho de aplicar estos filtros y acostumbrarnos a esos ideales de belleza, juventud, perfección y ausencia de arrugas? Ya son noticia por su frecuencia las operaciones estéticas en las que la persona paciente aspira a parecerse a la imagen de un filtro.
- ¿Qué consecuencias tendrá el hecho de saber que frecuentemente las fotos que vemos están modificadas o alteradas?
- ¿Cómo nos afectarán las delgadísimas fronteras entre lo real y la ficción?, ¿qué herramientas de autenticación surgirán?
- ¿Restarán estos cambios espontaneidad en nuestra comunicación?, ¿nos harán ser más desconfiados?
- ¿Quiénes serán los nuevos “influencers“? En cada época ha habido unos, desde reyes y nobles a actores y músicos, como cuento en mi libro “Comunicación no verbal para humanos curiosos”. ¿Serán tal vez avatares no humanos?
- ¿Hasta dónde llegará el auge de los valores de la juventud y la belleza, tan apreciados hoy en nuestras sociedades?
- ¿Cómo podrá la educación prepararnos mejor para el nuevo contexto? ¿Cómo deben orientarse las metodologías educativas a estos nuevos tiempos?
Un gran reto para la educación
El lenguaje no verbal es un campo interdisciplinar en el que confluyen la antropología, la paleontología, la psicología, la lingüística, la sociología, la filosofía y la educación. Tal vez es un buen momento para investigar cómo puede afectar la inteligencia artificial a la comunicación tal y como la conocemos hoy. Y qué efectos tendrá, en el contexto tan disruptivo que vivimos.
El entendimiento y la comprensión entre los seres humanos registrará en los próximos años avances vertiginosos. Y es posible que mejoremos como especie, como ocurrió en las revoluciones industriales pasadas.
Las revoluciones impulsadas por el uso del carbón, el gas, la electrónica, la energía nuclear, internet y las energías renovables, fueron imparables. La cuarta revolución industrial se suele fijar en el año 2011, gracias a la visión del economista Klaus Schwab, fundador del Fondo Económico Mundial. Cuatro años más tarde nació OpenAI. Y en menos de 10 años, todo lo que gira alrededor de la inteligencia artificial ha avanzado tanto como en…¿100 años?.
De ahí esta invitación a estudiar el impacto social y cultural del “software inteligente” sobre la comunicación no verbal humana en las próximas décadas y en las próximas generaciones.
Esa reflexión será valiosa para poder adelantarnos a los retos que ya tiene la formación de las actuales y nuevas generaciones , imprescindible en el terreno de la ética y el desarrollo de la capacidad crítica para el buen uso de las nuevas tecnologías.
El supervalor de la autenticidad
¿Cómo influirá la inteligencia artificial en la comunicación y específicamente en nuestro lenguaje no verbal?. Considero que es un tema apasionante que viviremos en los próximos años y un gran ámbito de investigación.
Por el momento, creo que muchas personas valoramos lo que aportan los sutiles mensajes no verbales reales, la comunicación veraz y sin filtros, y por ello damos cada día más valor a la autenticidad.
Para mí, la autenticidad y la verdad representan valores esenciales en la comunicación. Creo que nuestra sociedad los considerará cada día más relevantes, si somos capaces de no caer en el escepticismo total, desbordados por las “fake news”, los avatares irreales y las imágenes alteradas.
Considero que en estos tiempos la autenticidad se convierte en un supervalor que hemos de salvaguardar. ¿Cómo lo ves tú?
El desafío está en cómo usamos la tecnología
La tecnología nos ofrece posibilidades de productividad sin precedentes. Pero, como dijo Muhammad Yunus (creador de los microcréditos ) “lo más importante de la tecnología es en última instancia qué hacemos con ella”, cómo la utilizamos para hacer mejor la vida de las personas.
Al igual que Yunus transformó la banca para dar oportunidades a los más desfavorecidos, el desafío hoy está en implementar la tecnología para contribuir al bienestar humano, a mejorar la vida de las personas.
Tenemos ante nosotros el enorme reto de utilizar la tecnología para una comunicación auténtica que no nos aleje ni confunda, ni nos haga más desconfiados, sino que mejore nuestras vidas.
Será apasionante ser testigos de esta nueva revolución.
Fuente Fotografías: Unsplash