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Hace unas semanas, una buena amiga que trabaja en una Fundación del ámbito educativo y social, me lanzó un interesante reto.

Le preocupaba la forma en que los líderes en las organizaciones plantean a sus colaboradores un nuevo reto o innovación, ya fuera para implementar nuevos procesos, lanzar un nuevo servicio, o incorporar una nueva tecnología. Me decía que le parecía muy importante cuidar ese acompañamiento. Momentos que a menudo se adornan con frases como “estoy favoreciendo tu autonomía”, pero que en el fondo transmiten más bien un “búscate la vida” y hacen que el trabajador se sienta solo y dejado a su suerte.

Y aquí estoy, recogiendo el reto y tratando de darle respuesta.

Efectivamente, los responsables tienen un papel crucial en estos procesos de cambio y deben acompañarlos no solo con su discurso sino con acciones. De otro modo lo que generan son sentimientos de abandono, soledad y desconexión.

¿Y en qué ideas prácticas se concreta ese acompañamiento? Se trata de sentido común, cuidar el proceso y a las personas. Pero comprobamos día a día que no siempre es tan obvio.

Con este fin planteo unas pautas sencillas y prácticas para acompañar y liderar el cambio, de acuerdo con mi experiencia y lo que he visto aplicar a algunos buenos líderes.

 

  1. Ser claros acerca de las expectativas. Es esencial clarificar los objetivos que buscamos, de forma que la persona no se sienta perdida. Y de modo que, en caso de no alcanzarse, sea posible trabajar para reorientarse hacia ellos.
  2. Designar el equipo o personas responsables en el proyecto. Dando responsabilidad, visibilidad y reconocimiento respecto al proyecto del que se trate. Es imprescindible dar un respaldo de cara al resto de la organización.
  3. Generar implicación y sentido de pertenencia en los colaboradores. ¿Y cómo hacerlo? Dejando hacer, de forma que la persona sienta el proyecto como suyo, cuidando no entrometernos si no es necesario, transmitiendo confianza en definitiva. También es básico preguntar, contar con la opinión del equipo. ¿qué sugerirías?, ¿qué crees que podría funcionar?, ¿qué has probado?, ¿qué crees que hay que tener en cuenta?, ¿qué obstáculos nos podemos encontrar?…
  4. Apoyar y mostrarse disponibles. Por otra parte, a menudo surgen imprevistos o situaciones nuevas que hay que afrontar. Es fundamental que el líder mantenga abierta la comunicación a lo largo de la implantación del proyecto. Empoderar a las personas, pero al mismo tiempo dejar vías de comunicación abiertas para ser usadas en caso necesario.
  5. Aceptar los errores. Valorar los esfuerzos encaminados hacia el objetivo, aunque no siempre resulten bien. Hacer pruebas, minimizar el coste de los errores, saber aprender de ellos, verlos como parte del camino y aprovecharlos para crecer como equipo.
  6. Aportar visión global sobre la organización. Conocer el sentido que tienen los cambios en el contexto global permite tomar mejores decisiones y hace que las personas se sientan más conectadas. Los líderes pueden aportar claves que den sentido y propósito al trabajo.
  7. Compartir. Una situación muy generalizada de los trabajadores es demandar “que mi jefe se siente conmigo y me hable”. Hemos de encontrar momentos para compartir información, hablar sobre experiencias, sobre errores pasados, sobre aprendizajes, resolver dudas… El aprendizaje es una fuente de motivación y engagement para la mayoría de personas.
  8. Tener en cuenta las diferencias. No se motiva igual un perfil empático que un metódico o un promotor. Conocer los estilos de personalidad de los miembros del equipo, nos permite adaptarnos a sus canales de entrada preferentes y sus impulsores.
  9. Hacer seguimiento. De acuerdo con los objetivos marcados, habrá unos hitos e indicadores consensuados que nos permitan evaluar como evoluciona el proyecto y corregir el rumbo si fuese necesario.
  10. Estar abiertos a nuevas ideas. Para mantener el clima de innovación es importante crear un entorno de confianza en el que sean bienvenidas las nuevas ideas y propuestas y donde se valore el asumir riesgos.

Un conjunto de propuestas imprescindibles para hacer posible la implementación de un proyecto nuevo.  Como todo lo que vale la pena, requiere implicarse y dedicar tiempo.

Los que pretenden que todo salga solo, sin apenas comunicación, se encontrarán a menudo con malentendidos y errores, muy probablemente con un equipo quemado tras esa experiencia desfavorable y menos predispuesto a asumir o implementar nuevos proyectos de cambio en el futuro.

¿Se te ocurren otros comportamientos que ayuden a acompañar el cambio?

 

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