Nuestra filosofía es un elogio al valor del entrenamiento y la perseverancia.
Somos lo que practicamos día a día. Y lo que practicamos es en lo que nos convertimos. La responsabilidad es nuestra y de nadie más.
Si practicamos la queja, cada vez estaremos más resentidos. Si practicamos la paciencia y el cariño y seremos cada vez más afectuosos. Si practicamos la proactividad, la cooperación, el pensamiento positivo, la comunicación asertiva, estos hábitos irán con nosotros en nuestro día a día.
Nuestra filosofía de “estar en forma” significa eso, entrenamiento para ser lo que queremos ser, para construir hábitos positivos que nos acerquen a nuestras metas.
Para ello es imprescindible reflexionar y conocernos: el viejo “Conócete a ti mismo”.
Precisamente los procesos de Coaching y la formación integral buscan provocar la reflexión; que algo en nosotros se mueva y, necesariamente, pasemos a la acción.
Imprescindible clarificar cuáles son nuestras metas y también descubrir los hábitos, los patrones de conducta positivos o los negativos, que nos limitan, nos lastran y nos frenan (la postergación, el perfeccionismo, la inseguridad, el pensamiento negativo…).
El siguiente paso consiste en entrenarse para reemplazar estos viejos hábitos por otros potenciadores: la comunicación, la escucha, la paciencia, la decisión, el optimismo, la perseverancia, la generosidad…
Como coaches o entrenadores acompañamos a la persona en ese camino de cambio para acercarse a sus metas y valores, para ser él mismo, ella misma, y aportar al mundo lo mejor de sí.