¿Alguna vez te has llevado una sorpresa acerca de tu público justo antes de comenzar una presentación?
Hace unas semanas una colega me contó el caso de un taller de Design Thinking que le tocó impartir a un grupo muy poco receptivo. Resultó que el colectivo convocado tenía muy pocas posibilidades de aplicar esta metodología en su entorno profesional. Gracias a sus tablas y su cintura, al final mi amiga sacó los recursos para salvar la situación, reorientar la actividad y convertirla en una oportunidad de aprendizaje. Pero una buena preparación con los organizadores hubiera evitado el malestar inicial y hubiera brindado más posibilidades de rentabilizar la sesión de trabajo. Parece mentira, pero todavía ocurren fallos así.
Te propongo que cuando prepares una charla o presentación respondas a estas preguntas sobre lo que es importante para el grupo al que te diriges. Una preparación precipitada hace perder oportunidades de conectar con nuestro público y de ser eficientes.
Lo ideal es contactar con la persona responsable que te ha invitado a hablar o con alguien del grupo a quien tengas acceso y te pueda dar su punto de vista.
- ¿Qué es importante para las personas asistentes?
- ¿Cuáles son sus deseos y necesidades?
- ¿Cuáles son sus mayores retos y problemas?
- ¿Qué perfiles profesionales están presentes? ¿Qué edades predominan?
- ¿Se trata de un grupo homogéneo o heterogéneo?
- ¿En qué medida el tema les resulta útil para resolver sus problemas?
- ¿Qué éxitos han tenido que podamos tener en cuenta?
- ¿Qué es especial en este grupo?
- ¿Hay alguna historia relevante en relación con el grupo y el tema de la sesión?
- ¿Cuáles son sus sentimientos sobre el tema?
- ¿Qué temas cercanos al que abordaremos han tratado?
- ¿Qué les hará conectarse o desconectarse?
- ¿Cuál es su estilo de aprendizaje preferente?
- ¿Qué ejemplos les seran útiles? ¿Qué imágenes? ¿Qué lenguaje utilizan y les llegará más?
- ¿Qué les inspirará a la acción?
- ¿Qué tienen en común conmigo?
- ¿Es su asistencia voluntaria u obligatoria?
- ¿Qué emociones se respiran en el grupo?
- ¿Qué esperan del taller o presentación?
- ¿Cómo puedo exceder sus expectativas?
Si se trata de varias empresas u organizaciones, puedes investigar en sus webs o redes sociales. Si tu interlocutor es poco accesible, o no es posible saber previamente quién asistirá, la opción que nos queda es hacer un ejercicio de empatía con los datos que tenemos y nuestra experiencia para intuir como será el grupo al que nos vamos a dirigir.
Ten las preguntas a mano, investiga sobre ellas y ten en cuenta las respuestas para elaborar tu mensaje y conectar con tu publico. Si te acostumbras a hacerlo, estarás sembrando el buen hábito de empatizar con tus interlocutores.
También es cierto que a menudo, una conversación justo antes de comenzar con los primeros asistentes que van llegando te aporta buenas claves, te permite entender mejor los proyectos que tienen entre manos, el clima que existe y sus necesidades. Por ello, no pierdas tampoco esta nueva oportunidad de conectar. Siempre que puedas, llega con tiempo para instalarte y poder compartir un rato con la organización o con los primeros asistentes.
Por último, no nos olvidamos de la información que iremos obteniendo a través de la participación a lo largo de la actividad. Las preguntas, respuestas y aportaciones del grupo también permiten conocer mejor a sus integrantes. Nos vendrá bien tener los ojos y oídos bien abiertos para detectar intereses, necesidades, creencias, emociones y opiniones relacionadas con la materia. Teniéndolos en cuenta, contaremos con más oportunidades de conectar con la audiencia.
¡Practica el saludable hábito de sintonizar con tu público!
Si te ha gustado el post, puedes compartirlo en redes y suscribirte al blog para recibir notificaciones de los nuevos artículos que escribamos.
¡Gracias!