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Hace unas semanas impartí un curso que me impactó.  De hecho, todo el viaje de vuelta desde Mérida hacia Madrid lo hice con una sonrisa en la cara gracias al gran grupo de profesionales de la administración que conocí. Motivados y con fantásticos proyectos entre manos. Ellos también eran funcionarios, personas a las que tantas veces se acusa de falta de dedicación.

La Consejería de Sanidad y Políticas Sociales del Gobierno de Extremadura ofrecía un taller de comunicación para su equipo, organizado por Fundesalud.  Se trataba de un taller dirigido a entrenar las habilidades para hacer presentaciones en público.

En todo momento noté la implicación por parte de los asistentes, en su mayoría médicos, en los proyectos que exponían.

A lo largo de la tarde, hablaron de sus metas y retos en el día a día: humanizar la sanidad, coordinar la atención primaria y la especializada, dinamizar la investigación, reforzar la salud pública, divulgar temas de salud de interés general… Casi nada.

Uno de los proyectos que me encantó y recuerdo bien fue el del Hospital materno infantil de Badajoz.

El proyecto nació gracias a la iniciativa de parte del personal del hospital. De todos era sabido que las zonas donde los niños permanecían ingresados no eran muy alegres, y que muchas ventanas de las habitaciones daban a unos muros nada motivadores. En lugar de resignarse, pensaron en la posibilidad de crear una zona infantil con columpios y juegos en la azotea del hospital, inspirados por experiencias similares como la del Hospital de la Paz de Madrid.

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Como su hospital no disponía de presupuesto para abordar el proyecto, idearon un plan: hacer un vídeo de presentación para mostrar las necesidades existentes y la solución pensada. Y se lo presentaron al jugador de baloncesto español de la NBA, Jose Manuel Calderón.

Al jugador le encantó la idea y aceptó financiar el proyecto a través de su Fundación, convirtiéndola en realidad.

A día de hoy, la zona de juego infantil cuenta con un espacio cubierto y otro al aire libre, con un espacio total de casi 100 metros cuadrados que permiten la socialización, el juego y el relax a los niños hospitalizados. Una gran contribución a su bienestar físico y psíquico gracias a la energía y perseverancia del equipo.

Otro proyecto que me pareció impactante fue el de arquitectura social en un barrio de viviendas sociales también en Badajoz, el barrio de Santa Engracia. Nos lo contó Ángeles López- Amado, Directora gral. de Arquitectura de la Consejería.

Se trataba de un barrio de realojo construido en los años 60. Con viviendas públicas que se encontraban mal aisladas, con falta de mantenimiento e incluso problemas estructurales. El reto era conseguir viviendas con calidad constructiva y eficientes energéticamente.

Durante 3 años, se implico en el proyecto a los vecinos.  Los técnicos se integraron en el tejido vecinal y, a través de unos talleres de formación, se capacitó a 32 personas en desempleo sobre técnicas constructivas enfocadas a solucionar los problemas de eficiencia energética de las viviendas. Se mejoró el aislamiento de los edificios y se crearon instalaciones de energía solar para generar agua caliente sanitaria. Con todo ello mejoraron las condiciones de las viviendas y la calidad de vida de las personas y se consiguió reducir las facturas energéticas.

En mayo de 2016 el proyecto obtuvo un premio europeo en Bruselas debido a su impacto positivo en base a criterios medioambientales, económicos y sociales. Un proyecto triple balance de principio a fin, del que sentirse muy orgullosos.

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Salí del curso con una sonrisa al ver la implicación e ilusión de estos funcionarios, a pesar de las dificultades. Profesionales centrados en hacer una sanidad pública y una arquitectura pública eficientes y sostenibles.

Un lujo de historias que no he podido evitar contar, porque creo que son un ejemplo y un orgullo. Y porque creo justo que valoremos el trabajo de muchos intraemprendedores dentro de la Administración, con capacidad, vocación de servicio y ganas de mejorar las cosas. Considero que no se merecen estar en el saco común de los funcionarios ineficientes e inmovilistas de los que tan a menudo se habla.

Muchas gracias por el esfuerzo, ánimo y adelante.

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