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En estos tiempos en los que ha cambiado la manera en la que el ser humano accede a los datos, en los que somos capaces de procesar cada vez más información en tiempo real y se habla de Big Data para la toma de decisiones en casi todos los sectores, es curioso el poder que siguen teniendo las historias.

Ante nuestros ojos vemos cada día cómo a la hora de transmitir mensajes a cualquier audiencia, junto con los datos, las historias siguen siendo esenciales.

Lo hemos visto en el reciente discurso de Oprah Winfrey en los #Globos deOro2018 , con sus alusiones a diversas historias conectadas, entre ellas la de su propia madre y la de la activista por los derechos de los negros Rosa Parks. O en la charla TEDx de Manuel Maqueda, con la historia de los albatros de la Isla de Midway. Un relato potente impacta, genera compromiso y moviliza a las personas.

Datos e historias son dos caminos que se complementan. Un aspecto muy importante es la ética detrás de los datos y las historias, porque ambos tipos de contenidos se pueden presentar de forma parcial o interesada, pero esa es una cuestión que mereceré la pena abordar en otro momento. 

¿Qué es lo que hace tan potentes las historias? ¿Por qué llevan funcionando miles de años? Por su capacidad de emocionar, conectar y ser recordadas. Personajes con los que identificarnos, acción, conflicto, emociones, sorpresa…

Además, cada historia lleva consigo adherido un significado que cada persona puede descubrir, interpretar y disfrutar.

¿Qué recordamos sobre el cuento de Pedro y el lobo? Un mensaje como: vale la pena decir la verdad.

¿Y la historia de Los tres cerditos?  Algo como: esforcémonos, pues el trabajo tiene su recompensa.

Las historias tienen la cualidad de presentar un mensaje de forma abierta, lúdica, no intrusiva, la cualidad de trasladar un mensaje fácil de recordar y generar adhesión a él, de forma  que acaban sembrando una cultura común.

A menudo los retos profesionales, la venta y la motivación tienen que ver con crear relaciones, generar entusiasmo y compromiso alrededor de una idea. Y las historias ocupan un lugar clave ante estos retos.

Las neuronas espejo ponen de su parte al permitirnos a los humanos contagiarnos y sentir lo que sienten otras personas ante nosotros. Pero el relato tiene su técnica. No olvidemos que contar una historia significa contar una experiencia con suficientes detalles y emoción para hacer posible que alguien la reviva como suya.

Si quieres profundizar en esta fantástica habilidad de contar historias y mejorar la forma en que cuentas las tuyas, puedes apuntarte al taller de Storytelling que imparto en EOI el fin de semana del 26 y 27 de enero.

 Un abrazo. 

 

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